Problemas económicos en las posguerras
SINTESIS
Este documento, trata sobre
las consecuencias económicas que traen los enfrentamientos bélicos
consigo. Se enuncian ejemplos como la
primera y segunda guerra mundial, así como la guerra civil española; en estos
ejemplos se explica brevemente los años y las formas en las que fueron fluyendo
las cosas durante las crisis económicas de las posguerras.
Además, se expone que una
guerra implica una nueva restructuración de la industria y la economía en un
país, para después volver a reconstruir una economía cuando ya se esté en paz.
Si hay algo claro es que el
momento más duro de la vida de un país, desde el punto de vista económico,
viene después de la guerra. Durante la contienda se ha vivido de lo anterior,
si esta es larga la situación se agrava progresivamente, pero los momentos más
difíciles vienen después, en la inmediata posguerra. Esto es debido a una serie
de factores: En primer lugar, durante el enfrentamiento los gobiernos controlan
la economía y la industria se reconvierte hacia fines militares, de hacer
coches, por ejemplo, se pasa a hacer cañones, balas… Pues bien, la reconversión
nuevamente a una industria de paz, al finalizar el conflicto, conlleva una
reestructuración de la industria que normalmente hace que las que no son rentables
quiebren y por tanto cierren, las que son rentables y logran readaptarse a la
nueva situación tampoco estarán exentas de problemas debido a la situación de
crisis inmediata. En segundo lugar, para mantener el esfuerzo bélico no se ha
dudado durante la guerra en pedir dinero en el exterior y si la guerra continúa
la deuda puede llegar a ser inasumible. Eso le pasó a Francia durante la I
Guerra Mundial, que previó un gasto de 2.500 millones de francos, pensando en
una guerra corta, y al final hicieron falta 75.000 millones que vinieron
precisamente de Estados Unidos. Tras la guerra hay reconstruir el país y… pagar
una deuda imposible que hipoteca cualquier intento de crecimiento. El tercer
factor es una obviedad, durante la guerra se han destruido muchas
infraestructuras y las fábricas e industrias se han convertido en objetivos
bélicos, quedando muchas de ellas destruidas. En la agricultura muchos campos
han permanecido sin cultivar por la ausencia de hombres, por la proximidad al
frente… Por otra parte, ante las carencias de recursos y ante una economía
desarticulada y los factores citados anteriormente, se suele producir una
inflación constante y una devaluación de las monedas que dejan los escasos
ahorros reducidos a cero. Para llegar al nivel de producción de antes de la
guerra deben pasar años. Tras la I Guerra Mundial la situación en Europa es
crítica, el viejo continente ha quedado arrasado en las zonas de guerra y la
economía totalmente desarticulada. La falta de producción y los escasos
recursos hacen necesario continuar con algo que durante la guerra ya se ha
hecho: el racionamiento de los productos para garantizar el reparto más o menos
equitativo entre la población. Ni que decir tiene que este racionamiento no
alcanza para llegar a las necesidades normales de la población, pero será
indispensable. Una fuerte crisis asola a Europa y al mundo, los intercambios
comerciales se reducen a cero y crecen las críticas contra los gobiernos que,
además de pensar en la reconstrucción, deben pagar las deudas. La situación fue
lamentable en Francia, Gran Bretaña, Italia… y hasta en Estados Unidos se
sufrieron las consecuencias por la reconversión de la industria. De esta
situación se empieza a salir a mediados de los años veinte, cada país en un
momento determinado. Si el panorama es sombrío en todos los países, en Alemania
es peor, debe pagar una astronómica indemnización de guerra al reconocerse
culpable de la guerra por el tratado de Versalles. Podemos situar el final de
esta fuerte crisis en 1925, la guerra había acabado en 1918, y a partir de ahí
se inicia una fuerte etapa de crecimiento económico, estos son los llamados
felices años veinte, que llegarán hasta la crisis de 1929 una convulsión
todavía más fuerte de la economía y que acelerará el camino hacia un nuevo
enfrentamiento. El final de la Guerra
Civil Española en 1939 deja un país arrasado, la contienda se ha desarrollado
en varias zonas y la destrucción es casi total. La carencia de los alimentos
más básicos y productos de primera necesidad llevan al régimen franquista a
instaurar el racionamiento. El bloqueo internacional tras la II Guerra Mundial
al ver al régimen franquista como un aliado de los fascismos derrotados, hace
que el sistema económico corte amarras con el extranjero y que sea la autarquía
la doctrina económica en la que se base la supervivencia. La decisión era la
única posible, pero era errónea, ni la propia Alemania, país mucho más grande y
con muchos más recursos lo consiguió totalmente. Eso llevó al Estado a
intervenir en la economía, a marcar los precios de los productos que
previamente compraba a los productores por precios muy bajos, y a distribuirlos
a través de las cartillas de racionamiento. La situación era tan terrible que a
esa etapa se la conoce como los años del hambre. La única preocupación de los
españoles era la supervivencia. Una economía estancada llegará hasta 1953
cuando ante la guerra fría Estados Unidos tiende puentes con el franquismo, y
la llegada de productos americanos por lo menos permite el fin de las cartillas
de racionamiento. La autarquía mantendrá la economía congelada hasta 1959, año
en el que se inicia la liberalización de la economía y el fin de la autarquía
con el Plan de Estabilización. Tras la II Guerra Mundial la situación es peor
que tras la Gran Guerra. El grado de destrucción ha sido más intenso y
generalizado. Millones de habitantes padecen hambre, desnutrición, frío,
pérdidas de hogares, desplazamientos forzosos y todos los síntomas que veíamos
tras 1918. La economía parece que no se va a recuperar, sin embargo, era sólo
en apariencia, Estados Unidos, que ha salido fortalecido tras la contienda va a
iniciar un generoso plan de reconstrucción de la economía europea para evitar
que ésta sea presa fácil del comunismo: el Plan Marshall. Tras cuatro años de
envíos de suministros y capitales, Europa Occidental supera en 1952 el nivel de
producción de antes de la guerra, y se inicia un fuerte crecimiento económico
que llegará hasta la crisis de 1973. Fuera de la ayuda americana quedan países
como España, bloqueado por la comunidad internacional y al que no se ha
ofrecido el plan Marshall, y los países comunistas que a instancias de la Unión
Soviética rechazan la ayuda con el pretexto, no carente de fundamento, de que
era una forma de frenar el comunismo, su recuperación tardará bastantes años
más.
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